Y dijo la libélula...

jueves, 29 de julio de 2010

El viaje al amor. Las nuevas claves científicas - Eduardo Punset


Los efectos del paso del timepo eran imprevisibles hasta que la biología molecular ha permitido a los neurocientíficos penetrar en algunos de sus secretos. Se sabía que el paso del tiempo mata el dolor. A los seis meses de un gran contratiempo personal, la mente lo ha digerido y la vida que parecía inconcebible tras la desgracia empieza a perfilarse de nuevo y renace la esperanza. Sabiamos también, que cuando no ha ocurrido nada sino todo lo contrario, es decir, cuando al final del camino se está convencido de que se experimentará una emoción positiva, el mayor error que puede cometerse es desperdiciar la felicidad que rezuma todo el proceso de búsqueda. La felicidad está en al sala de espera de la felicidad.

Lo que se ignoraba es que la ausencia física durante mucho tiempo mata el amor. El amor romántico parece eterno o no es amor. "Te querre siempre" se dicen los enamorados Pero las investigaciones moleculares del científico Edgar Douglas Adrian realizadas hace más de treinta años, apuntan en dirección contraria. Ahora sabemos que tenía razón

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