Y dijo la libélula...

domingo, 17 de mayo de 2020

SOBRE HÉROES Y TUMBAS - ERNESTO SABATO

"Y así (explico Martín) empezó la terrible historia. Todo había sido inexplicable. Con ella nunca se sabía, se encontraban en lugares tan absurdos como el hall del Banco de la Provincia o el puente Avellaneda. Y a cualquier hora: a las dos de la mañana. Todo era imprevisto, nada se podía pronosticar ni explicar: ni sus momentos de broma, ni sus furias, ni esos días en que se encontraba con él y no abría la boca, hasta que terminaba por irse. Ni sus largas desapariciones. "Y sin embargo  - agregaba - ha sido el periodo más maravilloso de mi vida" Pero él sabía que no podía durar porque todo era frenético y era, ¿se lo había dicho ya?, como una sucesión de estallidos de nafta en una noche tormentosa. Aunque aveces, muy pocas veces, es cierto, parecía pasar momentos de descanso a su lado como si estuviera enferma  y él fuera un sanatorio o un lugar con sol en las sierras donde ella se tirase al fin en silencio. O también aparecía atormentada y parecía como si él pudiese ofrecerle agua o algún remedio, algo que le era imprescindible, para volver una vez más a aquel territorio oscuro y salvaje en que parecía vivir.
- Y en el que yo nunca pude entrar - concluyó poniendo su mirada sobre los ojos de Bruno"