Y dijo la libélula...

miércoles, 25 de agosto de 2010

Nada - Carmen Laforet


Así, el sueño iba llegando en oleadas cada vez más perezosas hasta el hondo y completo olvido de mi cuerpo y de mi alma. Sobre mí el calor lanzaba su aliento, irritante como jugo de ortigas, hasta que oprimida, como en una pesadilla, volvía a despertarme otra vez.
Silencio absoluto. En la calle, de cuando en cuando, los pasos del vigilante. Mucho más arriba de los balcones, de los tejados y las azoteas, el brillo de los astros.
La inquietud me hacía saltar de la cama, pues esos luminosos hilos impalpables que vienen del mundo sideral obraban en mí con fuerzas imposibles de precisar, pero reales.
Me acuerdo de una noche que había luna. Yo tenía excitados los nervios después de un día demasiado movido. Al levantarme de la cama vi que en el espejo de Angustias estaba toda mi habitación llena de un color de seda gris, y allí mismo, una larga sombra blanca. Me acerqué y el espectro se acerco conmigo. Al fin alcancé a ver mi propia cara desdibujada sobre el camison de hilo antiguo - suave por el roce del tiempo - cargado de pesados encajes, que muchos años atras había usado mi madre. Era una rareza estarme contemplando así, casi sin verme, con los ojos abiertos. Levanté al mano para tocarme las facciones, que parecían escapárseme, y allí surgieron unos dedos largos, más pálidos que el rostro, siguiendo la línea de las cejas, la nariz, las mejillas conformadas según la estructura de los huesos. De todas maneras, yo misma, Andrea, estaba viviendo entre las sombras de las pasiones que me rodeaban. A veces llegaba a dudarlo

lunes, 9 de agosto de 2010

Libelula´s Film Present...



EL HIJO DE LA NOVIA