Y dijo la libélula...
martes, 27 de diciembre de 2011
jueves, 22 de diciembre de 2011
jueves, 1 de diciembre de 2011
jueves, 3 de noviembre de 2011
martes, 1 de noviembre de 2011
sábado, 22 de octubre de 2011
jueves, 20 de octubre de 2011
sábado, 1 de octubre de 2011
viernes, 23 de septiembre de 2011
Un árbol crece en Brooklyn - Betty Smith
miércoles, 21 de septiembre de 2011
domingo, 11 de septiembre de 2011
viernes, 2 de septiembre de 2011
El árbol de la ciencia - Pío Baroja
jueves, 1 de septiembre de 2011
jueves, 25 de agosto de 2011
miércoles, 17 de agosto de 2011
Visión desde el fondo del mar - Rafael Argullol
martes, 16 de agosto de 2011
sábado, 13 de agosto de 2011
Dicen las paredes (17)
lunes, 1 de agosto de 2011
jueves, 28 de julio de 2011
jueves, 21 de julio de 2011
Los renglones torcidos de Dios - Torcuato Luca de Tena
viernes, 1 de julio de 2011
miércoles, 1 de junio de 2011
martes, 31 de mayo de 2011
miércoles, 25 de mayo de 2011
lunes, 23 de mayo de 2011
La ladrona de libros - Markus Zusak
martes, 17 de mayo de 2011
domingo, 1 de mayo de 2011
sábado, 23 de abril de 2011
martes, 19 de abril de 2011
viernes, 1 de abril de 2011
El país de la últimas cosas - Paul Auster
"De acuerdo con esta teoría, cuando uno tiene un pensamiento oscuro o pesimista produce una nube en el cielo y, si una gran cantidad de gente tiene pensamientos negativos al mismo tiempo, comenzará a llover. Según ellos esto explica los cambios bruscos del tiempo y el hecho de que nadie haya podido encontrar una justificación científica a nuestro absurdo clima. La solución que proponen consiste en mantener una alegría inmutable, por más deprimentes que sean las situaciones a nuestro alrededor; nada de enojos, ni suspiros profundos, ni lágrimas. A estas personas se las denomina "los risueños" y en la ciudad no existe otra secta más inocente e infantil. Están convencidos de que si la mayoría de la gente se convirtiera a sus creencias, el tiempo acabaría por estabilizarse y la vida mejoraría, por lo cual hacen proselitismo todo el tiempo, siempre en busca de nuevos adeptos, aunque la suavidad de modales que ellos mismos se han impuesto los hace muy poco persuasivos. Rara vez consiguen convencer a alguien para su causa y, por lo tanto, sus ideas no se han llevado a la práctica ya que sin un gran número de creyentes no habrá los buenos pensamientos necesarios para que repercuta en el clima. Esta falta de pruebas, sin embargo, los vuelve aún mas obstinados en su fe. Puedo imaginarte meneando la cabeza, y si, tienes razón, estoy de acuerdo contigo en que esta gente es ridícula y está equivocada. Pero en el contexto de la vida cotidiana de la ciudad, su argumento cobra una cierta fuerza y tal vez no resulte más absurdo que otro cualquiera."
domingo, 13 de marzo de 2011
martes, 1 de marzo de 2011
lunes, 28 de febrero de 2011
Libelula´s Film Present - La vida secreta de las palabras
sábado, 12 de febrero de 2011
jueves, 10 de febrero de 2011
El difunto Matías Pascal - Luigi Pirandello
Nada o casi nada mantuve de lo fantaseado en un principio. Todo lo que se inventa, ciertamente, tiene una u otra raíz, más o menos profunda, en la realidad, y hasta las cosas más disparatadas pueden ser verdad, como demuestra el hecho de que ninguna imaginación puede llegar a concebir ciertas locuras, ciertos acontecimientos inverosímiles que se desencadenan y estallan en el tumultuoso seno de la vida. Y no obstante, ¡cuán diferente resulta, respecto a lo que podemos inventar a partir de ella, la viva y palpitante realidad! ¡De cuántos sustanciales, diminutos, inimaginables elementos precisa lo que inventamos para volver a convertirse en esa misma realidad de donde fue sacado, de cuantos hilos que vuelvan a ligarlo a la embrolladísima maraña de la vida, de cuántos hilos que nosotros hemos cortado para convertirlo en algo aparte!
domingo, 6 de febrero de 2011
martes, 1 de febrero de 2011
sábado, 22 de enero de 2011
jueves, 13 de enero de 2011
jueves, 6 de enero de 2011
Princesas olvidadas o desconocidas - Philippe Leechermeier; Rebecca Dautremer
domingo, 2 de enero de 2011
Kokoro - Natsume Soseki
A menudo “sesei” me decepcionaba con cosas así. A veces parecía darse cuenta y otras veces era como si no se diera cuenta en absoluto. Expuesto una y otra vez a esas ligeras decepciones, me hallaba precisamente en una situación en la que no podía alejarme de “sensei”. Más bien, cada vez que sentía el rechazo, más ganas me daban de seguir adelante. Si avanzaba sin rendirme, creía que en un momento dado todo aquello que había deseado aparecería ante mí. Bien es cierto que yo era joven, pero esa sangre joven no parecía funcionarme con toda la gente igual que con “sensei”. Ni siquiera yo entendía por qué me sentía así únicamente con él. Ahora, después de su muerte, creo que he empezado a comprender todo. No es que “sensei” sintiera aversión hacia mí. Aquellos saludos tan secos y actitudes tan frías no eran en realidad expresiones de rechazo o disgusto para alejarme. Eran formas de advertirme que no merecía la pena acercarse a él porque era una persona sin ningún valor. “Sensei” no reaccionaba al cariño de la gente porque se despreciaba a si mismo y no por menospreciar a los demás