Y dijo la libélula...

sábado, 25 de mayo de 2013

Librelufotos (4)


miércoles, 22 de mayo de 2013

De qué hablo cuando hablo de correr - Haruki Murakami

Tenía la esperanza de que fuera así, desee que se desarrollara así. Ése era mi plan A. Un plan estupendo.
En la vida real, no obstante, las cosas no suelen salir tan bien. Cuando en un momento de nuestras vidas, acuciados por la necesidad, deseamos que ocurra algo agradable, la mayoría de las veces el que llama a las puertas de nuestras casas es el cartero trayéndonos malas noticias. No puede decirse que eso ocurra siempre, pero sí sé, por experiencia, que nos trae más a menudo noticias tristes que alegres. Se lleva la mano a la gorra y pone cara de sentirlo mucho, pero eso no influye ni un ápice en el contenido del mensaje que nos entrega. Pese a todo, no es culpa suya. Nada se le puede reprochar. No podemos agarrarlo por la solapa y zarandearlo. El pobre cartero sólo cumple con el trabajo que le ha encomendado su jefa. Y su jefa no es otra que..., eso es, una vieja conocida: la realidad.
De ahí que necesitemos un plan B

martes, 14 de mayo de 2013

Zaz - On ira

lunes, 6 de mayo de 2013

Tu corazón en un cofre - Mercè López y Rebecca Beltrán


Esas noches, los corazones atrapados se acercaban a los muros de sus cajas para escuchar las canciones que llenaban el aire. Y suspiraban. Y palpitaban. Y, durante unas horas, olvidaban su encierro.

La reina evitó siempre tocar la caja del corazón hambriento, pues el simple roce de la mano sobre la superficie de madera producía el mismo efecto sobre su corazón ciego que colocar la mano sobre un altavoz vibrante de música.
Toda su magia, toda su  maldad, jamas pudo silenciar la música que brotaba de aquella caja. la caja que encerraba el corazón hambriento

miércoles, 1 de mayo de 2013

Expiación - Ian McEwan


Que las criaturas de la noche fuesen atraídas hacia unas luces donde era más fácil que las devorasen otras criaturas era uno de los misterios que le causaban un módico placer. Prefería no conocer la explicación. Una noche, en una cena formal, un profesor de ciencias, deseoso de charlar, había señalado a unos insectos que giraban encima de un candelabro. Él le había dicho que lo que atraía era la impresión visual de una oscuridad aún mas densa al otro lado de la luz. Aunque pudieran devorarlos  tenían que obedecer el instinto que los empujaba a buscar el lugar más oscuro en el otro extremo de la luz; y en este caso se trataba de una ilusión.

Visión desde el fondo del mar - Rafael Argullol

Aquello fue sólo juego; aquello, presunción; aquello, deseo puro sin asomo de ternura; aquello, un gran amor que se diluyo incomprensiblemente; aquello, nada, una tontería; aquello, una pasión que me ilusionó al principio; aquello, una seducción que hubiera podido ahorrarme; aquello, únicamente instinto; aquello, una agradable compañía; aquello, el gusto por la transgresión;  también aquello, tan violento entonces y ahora ya tan pálido; aquello, un amor verdadero en mal momento; aquello, encanto; aquello, idolatría por un cuerpo; aquello, un enamoramiento que no podía ser duradero; aquello, el sortilegio de una mirada; aquello, una noche solitaria; aquello, un país lejano; en aquello otro, el sexo acabo en monotonía; aquello fue sobre todo un antídoto contra la muerte; aquello, la habitual indefensión frente a la belleza; aquello, una trampa; aquello, la maldita curiosidad; aquello una aventura que sería memorable; aquello, una relación tan prolongada que apenas hay nada que rescatar; aquello, porque lo veía como una historia inmortal; aquello, porque me permitía huir; aquello, el más joven amor interrumpido; aquello si valía la pena pero me equivoque al juzgarlo; aquello, porque era presente puro; aquello en cambio, porque me recordaba el pasado; aquello por el goce; aquello, hay que reconocerlo, acaso por inercia; aquello, según me han dicho a menudo, por el deseo de no comprometerme; en aquello otro quise continuidad pero no pude; aquello no fue muy distinto a lo de los animales;aquello era el paraíso, pero lo perdí como se pierden los paraísos; aquello, un infierno que soporte absurdamente; un hermoso amor, aquello, con su existencia justa; aquello, sentimiento sin sexo; aquello, por el contrario, era sexo sin apenas sentimiento; aquello, la bebida, que nada justifica; aquello estaba destinado al  matrimonio, con poca suerte; aquello fue pavoneo estúpido; aquello, un complejo de culpa anticipado; aquello parecía señalado por los astros; aquello no podía salir bien; aquello era miedo; aquello era libertad; aquello era búsqueda y aquello y aquello. Búsqueda

Frase del mes - Mayo