A lo largo de los años de vida onírica, he saboreado las cenizas frías que caían sobre una noche vaporosa, he visto un millar de lanzas brillando como llamas en la cima de una colina. He tocado los minúsculos granos de un muro de piedra mientras esperaba que me mataran, he notado el olor almizcleño de mi pavor cuando la cuerda se tensa alrededor de mi cuello, he notado la pesadez de volar a través del aire ingrávido, he oído el crujido aspirante de mi voz poco antes de que se cortara el hilo de la vida. - ¿Qué ves después de morir?- me preguntaba siempre Kwan. Y yo sacudía con la cabeza. - No lo sé. Estaba muerta, tenía los ojos cerrados. - La próxima vez abre los ojos